En los últimos años las redes sociales y numerosas páginas web dedicadas al cuidado de perros y gatos se han hecho eco de la denominada dieta BARF, un modelo de alimentación que se presenta como una alternativa más saludable frente a los piensos y alimentos procesados. Sin embargo, dicha tendencia no está exenta de controversia, ya que podría suponer un problema para la salud tanto animal como humana.
La dieta BARF para perros y gatos (Biologically Appropriate Raw Food, en inglés) propone darles de comer con una alimentación compuesta principalmente de carne cruda, huesos y vísceras, complementada con frutas, verduras y algunos suplementos.
Los defensores de esta dieta aseguran que se trata de una forma más natural y cercana a lo que comían los ancestros de nuestras mascotas, y mucho más saludable que los piensos y otros alimentos preparados. Asimismo, afirman que la comida BARF para perros y gatos mejora el pelaje, refuerza el sistema inmunológico y prolonga su vida.
Sin embargo, expertos del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (ICOVV) han querido alertar sobre los riesgos que implica el manejo de carne cruda, tanto para las mascotas como para sus dueños, ya que favorece la transmisión de bacterias o parásitos peligrosos para la salud.
La gran variabilidad en la composición de las dietas BARF caseras para perros y gatos puede causar desequilibrios nutricionales y un déficit importante de proteínas, vitaminas y minerales, favoreciendo el desarrollo de problemas de salud especialmente en cachorros o animales jóvenes en desarrollo. Asimismo, estas dietas se han relacionado con un mayor riesgo de hipertiroidismo, obstrucción y perforación gastrointestinal, estreñimiento y fracturas dentales si se incluyen huesos.
Por otra parte, y a diferencia de la alimentación basada en piensos convencionales, la comida BARF puede incrementar la presencia de bacterias patógenas como la Salmonella y el Campylobacter en las heces de las mascotas y favorecer la proliferación de algunos parásitos que necesitan carne cruda para completar su ciclo vital, impactando negativamente tanto en los animales como en los humanos.
Tal y como explican desde el ICOVV, varios estudios han mostrado los riesgos de las dietas BARF para perros y gatos, así como para humanos. Un estudio reciente de la Universidad de Bristol (Reino Unido) mostró que los perros alimentados con carne cruda presentaban altas concentraciones de Escherichia coli en sus heces, incluyendo cepas resistentes a antibióticos. Otras investigaciones realizadas en las universidades de Utrecht (Países Bajos) y Uppsala (Suecia) confirmaron que las dietas basadas en carne cruda están asociadas con la transmisión de patógenos como la Salmonella y el Toxoplasma gondii, que también pueden ser resistentes a los antibióticos.
Por lo tanto, la carne cruda debería incluirse en la lista de alimentos peligrosos para tu mascota.
Los animales que son alimentados con comida BARF pueden eliminar bacterias patógenas/zoonósicas a través de las heces y transmitirlas al ser humano por contacto directo. Esta transmisión también se puede producir por la contaminación cruzada al preparar los alimentos en la cocina.
Los perros alimentados con carne cruda con quistes hidatídicos desarrollan la infección por Echinococcus granulosus y pueden eliminar los huevos de estos parásitos en las heces, aumentando el riesgo de infección en los humanos.
Por otra parte, los gatos alimentados con carne cruda que contenga quistes de Toxoplasma gondii también pueden eliminarlos en las heces e infectar a los humanos, especialmente a las embarazadas que no han tenido contacto previo con este parásito.
Por ello, desde el European Scientific Counsel Companion Animal Parasites recomiendan lavarse las manos con agua caliente y jabón después de manipular carne cruda; limpiar bien las superficies y utensilios que hayan estado en contacto con la carne, y guardar los envases y bolsas de forma segura para evitar la contaminación.
Como hemos visto, las dietas basadas en carne cruda pueden suponer un riesgo tanto para la salud de los animales como para la del ser humano; sin embargo, podría beneficiar a algunas mascotas con sensibilidad alimentaria. Por ello, es importante que consultes con el veterinario cuál es la alimentación más indicada para tu perro o gato.
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