En España hay más de ocho millones de personas con alergia al polen, siete de las cuales lo son a las gramíneas, seguidas en orden decreciente por el olivo, las arizónicas, el plátano de sombra, a la salsola y la parietaria, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología (SEAIC), que ha presentado recientemente la previsión de niveles de polen para la primavera de 2023.
Conocer los niveles de polen es fundamental para las personas que sufren alergia, ya que les permite tomar medidas para prevenir la exposición y reducir la sintomatología. En general, en España las personas con alergia al polen pueden esperar una primavera moderada en cuanto a polen de gramíneas, si bien en el centro de la Península será moderada-leve.
Centro peninsular: gramíneas, olivo y cupresáceas.
Cornisa cantábrica, Navarra y La Rioja: los de gramíneas y abedul.
Islas Canarias: artemisa y gramíneas.
Litoral mediterráneo (Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Murcia): parietaria, gramíneas, olivo y salsola.
Sur peninsular (Extremadura y Andalucía): olivo y gramíneas.
Para determinar los niveles de polen, la SEAIC analiza los datos de temperatura, precipitaciones y humedad aportados por la Agencia Estatal de Meteorología junto con los datos históricos de pólenes de gramíneas de las diferentes estaciones de la Red de Captadores de la SEAIC, asesorados por el Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La-Mancha.
Teniendo en cuenta la alta prevalencia de las gramíneas en nuestro país, la SEAIC ha realizado las siguientes previsiones de niveles de polen para la primavera 2023:
Islas Canarias
Primavera muy leve.
< 200 granos/m3 (Tenerife, Las Palmas).
Cornisa cantábrica, Navarra, La Rioja
Primavera leve: Asturias, Cantabria, Galicia, Navarra, País Vasco y La Rioja.
1500 granos/m3 (Logroño).
2000 granos/m3 (Oviedo, Vitoria, Santander, Bilbao, Pamplona y San Sebastián).
Litoral mediterráneo
Primavera leve: Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia.
1000 granos/m3 (Barcelona, Palma, Murcia y Tarragona).
1200 granos/m3 (Alicante, Castellón y Valencia).
3000 granos/m3 (Lérida).
Centro peninsular
Primavera leve: Aragón, Castilla y León y Castilla-La Mancha (menos Toledo).
Primavera moderada: Madrid.
Primavera intensa: Toledo.
1000 granos/m3 (Cuenca, Teruel).
4000 granos/m3 (Madrid).
6000 granos/m3 (Toledo).
Sur peninsular
Primavera muy leve: Almería.
Primavera leve: Cádiz, Granada y Málaga.
Primavera moderada: Huelva, Córdoba, Jaén y Sevilla.
Primavera intensa: Badajoz y Cáceres.
1000 granos/m3 (Almería).
7000 granos/m3 (Badajoz y Cáceres).
En España, se espera una primavera moderada en cuanto a nivel de polen debido al impacto de las recientes borrascas que han atravesado la península. Según ha comunicado la SEAIC, en los primeros meses de 2023 las temperaturas han sido más frías -afectadas por la borrasca Gerard y Fien entre enero y febrero y la borrasca Juliette a finales de febrero-, por lo que los niveles de polen de cupresáceas, que suelen ser los primeros pólenes en aparecer antes de la primavera, han sido inferiores. De hecho, hasta las primeras semanas de marzo no se han dado las condiciones bioclimáticas necesarias para el cambio de tendencia alcista.
Y es que los niveles de polen durante la primavera están estrechamente ligados con factores meteorológicos como la lluvia y la temperatura del otoño e inviernos previos.
Tal y como explican desde la SEAIC, la lluvia afecta a las concentraciones de pólenes de dos formas, una de ellas beneficiosa y otra perjudicial para los alérgicos.
A corto plazo, la lluvia humedece el polen suspendido en la atmósfera, aumenta su peso y hace que se deposite en el suelo. De esta manera, cuando llueve el polen penetra menos en las vías respiratorias y disminuyen los síntomas alérgicos.
A largo plazo, la lluvia favorece el crecimiento de las plantas y la floración, especialmente de las gramíneas, lo que hace que se produzca más polen, que posteriormente se dispersará por la atmósfera aumentando los síntomas alérgicos.
Desde la SEAIC también advierten del importante impacto del cambio climático en el incremento de las enfermedades alérgicas por pólenes debido a tres circunstancias: el aumento en la concentración de los pólenes, el mayor tiempo de exposición y la agresividad potencial a la que se ven sometidos.
El aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático, junto a los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), causa el adelanto del periodo de polinización y el retraso en su finalización, aumentando el periodo de exposición a los pólenes. Asimismo, las plantas se defienden de los numerosos contaminantes químicos que actúan sobre ellas modificando su metabolismo y produciendo nuevas proteínas, denominadas “proteínas de estrés”, que les permitan subsistir. Todo esto aumenta la alergenicidad de los pólenes.
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