En esta bonita estación, todo invita a disfrutar de la naturaleza y el aire libre, de nuestra propia vitalidad y de los sentidos. Pero también nos enfrentamos al incremento de la inestabilidad emocional que todo cambio lleva consigo. Por eso, la primavera se asocia, por un lado, a una faceta positiva o euforia primaveral y, por otro, a una faceta más negativa o astenia primaveral.
¿Qué ocurre con nuestro estado de ánimo? ¿Qué repercusiones tienen en nuestras sensaciones y emociones? La llegada de la primavera lleva asociado cambios ambientales y cambios en nuestra vida cotidiana: entre otros, se da un aumento de temperaturas, hay más luz, se producen cambios de horarios, hay más actividad al aire libre y más contacto social, entre otros. Así que, a su paso la primavera nos llena de diferentes sensaciones que varían en función de cada persona.
Son muchas las personas que refieren que en esta estación se encuentran con mejor humor, pueden realizar más actividades, se notan con más interés por estar con otras personas y por salir a la calle. El cuerpo reacciona mostrando una mayor hiperactividad, por lo que es normal tener más energía y mejor estado de ánimo. Gracias a la secreción de feromonas, oxitocina, dopamina o noradrenalina nos sentimos, en general, más felices y desinhibidos.
Por otro lado, con el aumento de las temperaturas cambia la manera en que nos vestimos. A medida que nos vamos adentrando en la nueva estación, vamos dejando al descubierto un mayor porcentaje de piel, lo que genera un estímulo que está directamente relacionado con el aumento de la líbido. Este hecho, unido al buen humor y al aumento de las actividades diarias, hace que relacionemos esta época con el amor y la pasión.
Sin embargo, no todos son efectos positivos ni todo el mundo vive la primavera de la misma manera. Estos cambios pueden desembocar en un estado de ánimo negativo, en el que te sientes cansado, con menos energía e insomnio. Una especie de sentimiento de depresión o tristeza que aparece de forma repentina y sin causa alguna. Unos síntomas que responden a la llamada "astenia primaveral", que se caracteriza por una sensación de debilidad física y mental. Además, los cambios bruscos en la meteorología que caracterizan a esta época pueden hacer que nuestro estado de ánimo fluctúe más y de una manera más intensa.
Por tanto, no a todas las personas les afectan de igual manera. Según los expertos, aquellas personas que tienen personalidades con tendencia a la depresión o algún tipo de patología mental o psiquiátrica son los que tienen un mayor riesgo de sentirse decaídos en esta época del año.
Ahora bien, aunque no se tenga ninguna patología de base, los síntomas característicos de la astenia primaveral es más probable que aparezcan si no se lleva un estilo de vida saludable.
Como conclusión, conviene por un lado hacer una labor de prevención, llevando un estilo de vida más sano y cuidarnos cuando se den los síntomas. Y, por supuesto, en casos más graves conviene consultar con un profesional.
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