Las alergias y las intolerancias alimentarias hacen referencia a diferentes problemas o trastornos de salud que tienen que ver con los alimentos.
Sin embargo, uno y otro son problemas completamente distintos, ya que, aunque el factor que provoque la alergia o la intolerancia sea un alimento, el origen y la sintomatología es diferente en cada una.
Cuando hablamos de una intolerancia alimentaria, nos referimos a un cuadro que tiene lugar cuando algún alimento o componente alimentario no se puede digerir bien.
Los síntomas que observamos en una intolerancia alimentaria incluyen:
En la intolerancia, el principal problema es la falta de componentes necesarios para la correcta digestión del alimento implicado.
Las intolerancias alimentarias son problemas ligados al aparato digestivo.
Por el contrario, cuando nos referimos a una alergia alimentaria, estamos hablando de un cuadro aparentemente similar a una intolerancia, pero con la diferencia de que en el segundo caso entra en funcionamiento el sistema inmune.
Los síntomas que podemos encontrar en una alergia alimentaria incluyen los siguientes:
En una alergia alimentaria, el responsable de que se produzca todo este cuadro es el sistema inmune.
Los alimentos responsables de más del 90% de las alergias son: leche, huevos, pescado, crustáceos, frutos secos y cereales con gluten, aunque cualquier alimento puede ser causante de alergia.
En la intolerancia alimentaria predominan los síntomas digestivos, mientras que en la alergia alimentaria los síntomas más comunes son de tipo respiratorio.
En definitiva, es fundamental que tengamos claro que la gravedad de una alergia alimentaria es mucho mayor, comparada con una intolerancia.
Alergias e Intolerancias Alimentarias más comunes
Afecta al 2-3% de los niños con menos de un año. Los primeros síntomas se producen al introducir la lactancia artificial, aunque desaparecen a lo largo de los primeros 4 años de vida. El tratamiento consiste en evitar la proteína de la leche de vaca, para lo cual se introducen fórmulas hidrolizadas o de soja. Normalmente su presencia da lugar a otros problemas de alergia: alergia a otros alimentos, dermatitis atópica (la cual afecta a la piel) y asma.
Se inicia entre la infancia y la adolescencia y acompaña a quien la padece durante toda la vida. En muchas ocasiones la reacción acaba en un shock anafiláctico mortal. Los cacahuetes y otros frutos secos pueden causar síntomas al más mínimo contacto, en cantidades tan pequeñas que pueden transmitirse en un beso.
Suele presentarse en edades muy tempranas, normalmente cuando se introducen los cereales en la dieta del bebé, aunque esto no implica que no haya adultos a los que también se les diagnostique una celiaquía. Es una enfermedad autoinmune, de causa genética, que se caracteriza porque al comer algún cereal que contenga gluten (trigo, cebada, centeno, …), se produce una destrucción de las células de la mucosa intestinal.
El cuadro se caracteriza fundamentalmente por la presencia de problemas digestivos (diarreas, dolor abdominal, gases…), junto con otros síntomas que dependen básicamente de la edad de la persona. El tratamiento se basa en eliminar el gluten de la dieta de forma permanente.
Es producida por la ausencia o baja actividad del enzima que se encarga de digerir la lactosa presente en la leche. A veces es un cuadro que aparece al nacimiento (aunque es muy raro), pero lo más habitual es que se observe a medida que la persona va creciendo y va dejando de tomar leche.
Los síntomas incluyen fundamentalmente diarrea y dolor abdominal. El tratamiento si este problema se observa en recién nacidos, se basa en darles leches adaptadas sin lactosa. En el resto de las situaciones, normalmente la reducción del consumo de lactosa (leche principalmente) suele solucionar el problema.
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