El vapeo o vapear consiste en inhalar y exhalar el vapor que produce un cigarrillo electrónico o un dispositivo similar. Aunque no siempre se incorpora nicotina, intentar dejar de fumar con cigarrillos electrónicos no es una buena idea, puesto que no ayudan a abandonar el hábito ni reducen las recaídas.
Los cigarrillos electrónicos no producen humo de tabaco, sino un aerosol que se suele confundir con vapor de agua. Pero cuidado, ya que muchas de las partículas del aerosol contienen distintas cantidades de sustancias químicas tóxicas que se han relacionado con enfermedades cardiacas, respiratorias y con cáncer.
El cigarrillo electrónico habitualmente incorpora nicotina (si bien los hay libres de nicotina), así como distintos aromas y sabores, en forma de aerosol. Esos sabores son los que los convierten en más atractivos, sobre todo para los jóvenes.
Cada vez hay más evidencia científica sobre el efecto negativo que tiene para la salud el vapeo, con o sin nicotina, sobre todo para los vasos sanguíneos, lo que se traduce en un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. Un estudio que cuenta con el aval del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, confirma estos datos. Se ha visto que los usuarios habituales de cigarrillos electrónicos tenían una función deteriorada de los vasos sanguíneos, lo que puede ponerlos en mayor riesgo de enfermedad cardiaca, una situación similar a la de los fumadores habituales.
Al analizar la sangre de las personas que vapeaban y las que fumaban se observó una mayor producción de óxido nítrico en las células de los vasos sanguíneos, si se comparaba con la sangre de los no fumadores. En los fumadores, tanto de cigarrillos como de vapeo, se constató una mayor permeabilidad en las células de los vasos sanguíneos y una mayor liberación de peróxido de hidrógeno. Estos tres factores pueden favorecer el deterioro de la función de los vasos sanguíneos y, por lo tanto, un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Para dejar de fumar lo primero que hay que tener es ganas de abandonar este hábito. La Fundación Española del Corazón ofrece las siguientes recomendaciones:
En algunas personas la hipnosis puede funcionar para dejar de fumar, pero no hay datos suficientes que avalen su uso. De hecho, la Asociación Médica Americana (AMA) no aprueba esta terapia. Por eso, se recomienda consultar con el médico antes de hacerla.
Durante la hipnosis para dejar de fumar, se le pide a la persona que piense en el daño que hace el tabaco a su organismo y que se debe cuidar para poder vivir bien. Así, cuando la persona tenga ganas de fumar, debe repetir estas afirmaciones y eso hace que pueda dejar de fumar.
En todo caso, es importante pedir ayuda al médico para abandonar el hábito tabáquico de la forma más adecuada a las necesidades de cada uno.
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