Día Mundial del Sida: cifras, avances y calidad de vida

El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial del Sida, una jornada en la que todo el mundo se une para apoyar a las personas que viven con la enfermedad y que conviven con el VIH, y para concienciar a la población general sobre la importancia de prevenir nuevas infecciones y reducir la mortalidad asociada a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Según datos de Onusida, en 2021, 38,4 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo, de los que el 54 % eran mujeres y niñas. Asimismo, el año pasado se produjeron 1,5 millones nuevas infecciones, y 650.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida. 

En nuestro país, según la última actualización del informe Vigilancia Epidemiológica del VIH y sida, del Ministerio de Sanidad, en 2020, se notificaron 1925 nuevos diagnósticos de VIH, el 84,3 % de los cuales correspondían a hombres con una edad media de 36 años. 

¿Cuál es la diferencia entre VIH y sida?

El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana es un retrovirus que ataca al sistema inmunitario de la persona infectada. El VIH destruye un tipo de células del sistema inmune llamadas células CD4, a las que se une para introducir su material genético y que la célula lo replique. Iniciado este proceso, el virus sale a la sangre y se propaga infectando otras células a las que usarán para replicar el virus. Poco a poco la cantidad de células CD4 va descendiendo y el organismo pierde su capacidad defensiva, produciéndose una deficiencia inmunitaria.

Cuando la infección por VIH no es tratada, deriva en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida, que constituye la fase más avanzada de la infección. 

En una primera fase, entre las semanas 2 y 4 tras la infección, lo habitual es que la persona infectada no llegue a notar apenas síntomas de la infección por el VIH, si bien pueden aparecer síntomas gripales. Si la infección no se trata, conforme el virus se va replicando e infecta nuevas células aparecen síntomas más graves como:

• Fatiga. 
• Diarrea.
• Pérdida de peso.
• Inflamación de los ganglios linfáticos.
• Diversas infecciones, como herpes zóster o neumonía.
• Procesos tumorales.

Cómo se transmite y cómo no se transmite el VIH

La transmisión del VIH incluye tres vías:

• Vía sexual: mediante las relaciones sexuales anales y vaginales sin protección con una persona infectada con carga viral detectable, o a través de relaciones sexuales por vía oral, aunque esta vía de infección es poco probable.
• Vía sanguínea: por compartir jeringuillas, agujas, otros materiales de inyección o instrumentos cortantes que hayan estado en contacto con sangre infectada con carga viral suficiente como para infectar. Entre esos instrumentos también se incluyen los elementos punzantes y cortantes no esterilizados que se utilizan para colocar piercings, hacer tatuajes, perforar orejas o la acupuntura. 
• Vía madre-hijo: las mujeres portadoras del VIH que no están en tratamiento antirretroviral y de las que se desconoce su ‘seroestatus’ (estado serológico) pueden transmitirlo a su bebé durante el embarazo, el parto y la lactancia.

El VIH no se transmite en contactos cotidianos como por ejemplo:

• Besos y caricias.
• Saliva, lágrimas, sudor, orina, líquido preseminal y mocos.
• Uso compartido de vajilla, cubertería y menaje del hogar.
• Tos y estornudos.
• Compartir lugares de trabajo, colegio u ocio, como por ejemplo gimnasios y piscinas. 
• Utilizar espacios comunes en el hogar, como el baño o la ducha. 

¿Cómo se puede prevenir la transmisión del VIH?

La manera más segura de prevenir la infección por el VIH es mantener relaciones sexuales con protección con una única pareja que no esté infectada o que esté infectada por el VIH y en tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable, y que no mantenga relaciones sexuales con otras personas. Asimismo, es fundamental utilizar métodos de barrera, como el preservativo, cuando se mantienen relaciones sexuales con personas de las que se desconoce el estado serológico; esto es, si están infectadas o no por el VIH u otros virus. También es importante realizarse pruebas periódicas para conocer el ‘seroestatus’ como manera preventiva.

En el caso de usuarios de drogas inyectables, el material que utilicen siempre debe ser estéril y tienen que evitar compartir las jeringuillas, agujas y otros materiales. También es recomendable acudir a profesionales del tatuaje y el piercing que utilicen materiales de un solo uso o estériles. 

En cuanto a las mujeres embarazadas portadoras del VIH, si se encuentran con tratamiento antirretroviral no tienen por qué transmitir el virus al feto. Eso sí, la madre no podrá dar el pecho a su hijo, ya que no hay forma de evitar la transmisión del virus mediante esta vía. 

¿Cuál es el tratamiento de la infección por el VIH y el sida?

El objetivo del tratamiento del VIH es suprimir la replicación del virus y, para ello, se utiliza la denominada terapia antirretroviral, que combina distintos fármacos para reducir la replicación viral, retrasar la progresión de la infección y restaurar el sistema inmunológico en el caso de que la infección haya alcanzado un estadio avanzado. 

Algunos de los fármacos utilizados son los siguientes:

• Inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos (ITIAN).
• Inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de los nucleósidos (ITINN).
• Inhibidores de la proteasa (IP/p).
• Inhibidores de la fusión. 
• Antagonistas de CCR5.
• Inhibidores de la transferencia de cadenas de la integrasa (INI).
• Inhibidores de la fijación y posfijación.
• Potenciadores farmacocinéticos.

A día de hoy la terapia son, generalmente 3 antirretrovirales, 2 pertenecientes a la familia de los inhibidores de transcriptasa inversa (ITIAN) más uno de otro grupo (INI, ITINN, IP/p). A pesar de ser la más común, están aceptadas terapias bimodales formadas por 1 ITIAN y 1 INI debido a la alta eficacia de los antirretrovirales actuales.

En 2021 se han aprobado tratamientos antirretrovirales inyectables, como cabotegravir, y rilpivirina, que deben utilizarse en combinación, simplifican el tratamiento y mejoran la adherencia.

Asimismo, se está trabajando en el desarrollo de vacunas terapéuticas, que se administrarían a pacientes seropositivos para mejorar la respuesta inmune, y vacunas preventivas para pacientes seronegativos con el fin de prevenir la infección. De momento, no se ha aprobado ninguna de estas vacunas y las investigaciones siguen en curso.

La terapia antirretroviral, que combina distintos fármacos, impide la replicación del VIH, retrasa la progresión de la infección y restaura el sistema inmunológico.

Profilaxis preexposición (PrEP) y profilaxis postexposición (PPE) para evitar la infección por el VIH

En la prevención del VIH cobran especial importancia la profilaxis preexposición (PrEP) y la profilaxis postexposición (PPE).

La PrEP consiste en tomar fármacos antirretrovirales para prevenir la transmisión del VIH, junto a otras medidas de prevención. Este tratamiento se administra en un solo comprimido que contiene dos fármacos antirretrovirales (emtricitabina y tenofovir disoproxilo fumarato) y está indicado en personas no infectadas por el VIH que tienen prácticas de riesgo para contraer la infección. El acceso a la PrEP varía entre comunidades autónomas, pero de manera general se suministra a nivel hospitalario tras la valoración de un médico de la unidad de infecciosas y solo en caso de cumplir los requisitos.

La PPE, por su parte, consiste en la administración de medicamentos antirretrovirales en las 72 horas posteriores a una posible exposición al VIH con el objetivo de prevenir la infección. En este caso los antirretrovirales serán 3: emtricitabina y tenofovir disoproxilo fumarato, y un tercero que puede variar entre ritonavir, raltegravir, dolutegravir… 

Está indicada en personas VIH negativas o que desconocen su estado serológico que en las últimas 72 horas han podido estar expuestas al VIH durante relaciones sexuales consentidas o forzadas, al compartir jeringuillas u otros dispositivos para inyectarse drogas, o que han podido tener esta exposición en el trabajo. Es muy importante utilizar este recurso lo más temprano posible, ya que la eficacia es mayor cuando se acude en las primeras 6 horas tras el contacto y va disminuyendo hasta las 72 horas. Después de este tiempo no está demostrada ni asegurada la eficacia del tratamiento. Asimismo, es fundamental la adherencia al tratamiento para el buen funcionamiento de los antirretrovirales.

Esta profilaxis solo debe utilizarse en situaciones de emergencia, no está indicada en personas expuestas habitualmente al VIH ni sustituye otras medidas de prevención del VIH. Asimismo, este servicio se presta en las urgencias hospitalarias de carácter público a todo el mundo y de manera totalmente gratuita.