El 14 de marzo se celebra el Día Mundial de la Endometriosis, una enfermedad inflamatoria benigna que aparece cuando el tejido del endometrio se implanta fuera del útero, debido a un desarrollo incorrecto del endometrio. De esta forma, produce adherencias en los órganos en los que se sitúa. Dicho tejido puede alojarse en distintos sitios del abdomen, pero lo más común es que se localice en el peritoneo de la pelvis y en los ovarios.
Cuando el tejido del endometrio se implanta en otra localización, puede provocar inflamación y hemorragia, la propia de la menstruación.
Existen varios tipos de endometriosis, dependiendo de dónde se localice:
El dolor es uno de los síntomas más característicos de la endometriosis. También se puede presentar de las siguientes formas:
La endometriosis es una de las causas frecuentes de infertilidad, aunque no siempre afecta a la fertilidad. De hecho, muchas mujeres conocen que tienen la enfermedad cuando consultan por problemas de fertilidad.
Cuando el tejido del endometrio está situado en los ovarios puede bloquear la liberación de los óvulos impidiendo que se fecunden. También puede entorpecer que los espermatozoides lleguen a las trompas de Falopio y transiten por ellas hasta el útero para su implantación.
Otra de las causas de la infertilidad en las mujeres con endometriosis es que no pueden tener una normal ovulación y fabricar las hormonas sexuales adecuadas.
Además, hay que tener en cuenta que las mujeres con endometriosis presentan un riesgo mayor de aborto, pero la buena noticia es que este riesgo disminuye una vez que se trata la enfermedad y aumenta la probabilidad de embarazo.
El tratamiento de la endometriosis depende de cada caso y del grado de afectación. En líneas generales, hay dos posibles abordajes: el farmacológico y el quirúrgico. Es necesario acudir al profesional sanitario para recibir una valoración y que este tome una decisión al respecto.
El tratamiento farmacológico puede incluir los siguientes fármacos:
La cirugía está indicada para retirar el crecimiento del tejido del útero fuera de este. Se suele hacer por laparoscopia, una intervención de mínima invasión en la que se emplea una guía con una cámara para ver dentro del abdomen. Aunque en ocasiones es necesario llevar a cabo una cirugía más extensa para extirpar todo el tejido que hay en el abdomen. En los casos más extremos, hay que hacer una histerectomía (extirpación parcial o total del útero) y una extirpación de los ovarios.
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