El látex es un jugo lechoso de color blanco, obtenido de algunos vegetales. En su mayoría dicho látex se obtiene del conocido como árbol del caucho, cuyo nombre científico es Hevea brasiliensis. Este árbol es originario de Sudamérica, aunque se encuentra distribuido ampliamente en el sureste asiático.
Una vez recogido el látex líquido, se somete a un proceso de manipulación que permite su coagulación libre de impurezas.
Sus cualidades físicas, básicamente su resistencia, flexibilidad e impermeabilidad, unido a su bajo precio, hace que este material se emplee para fabricar numerosos productos de uso diario.
En general, las formas duras del caucho liberan menos alérgenos que los objetos de material elástico y de paredes finas.
No debemos confundir el látex con el plástico. Este último se obtiene del petróleo y no tiene relación ninguna con el látex.
El látex lo encontramos en infinidad de productos de uso cotidiano. Se calcula que está presente en 40.000 artículos.
Los más conocidos y los que causan más problemas son los guantes (médicos, de fregar) y los globos.
Se encuentra en gran parte de material sanitario (guantes, esparadrapos, tiritas, cuenta gotas, sondas, aparatos de dentistas). También se encuentra en juguetes, pelotas, chupetes y tetinas de biberón, en algunos tapones de botellas y frascos; en gomas para el pelo, gomas de borrar; en elásticos de pañales, ropa interior, cinturones, tirantes, calcetines, cinturas, mangas, etc.; en suelas de zapatos, ruedas de toda clase de vehículos, sillas de ruedas, carritos de bebé y carritos de compra; en adhesivos y pegamentos, en alfombrillas, ratones y teclados de ordenador; en material deportivo como mangos de raquetas, manillares de bicicletas, gafas de nadar, gorros de baño, aletas, gafas y tubos de buceo; en alfombras de baño, alfombras amortiguadoras que se usan en parques; en colchones y almohadas, en mangueras.
Asimismo, inmensa mayoría de los preservativos están fabricados con látex.
La población de riesgo para padecer alergia al látex puede clasificarse en 3 grupos:
Hablamos de alergia al látex cuando aparecen una serie de signos o síntomas tras el contacto repetido con este compuesto.
Dicho contacto puede ser:
Como otros cuadros alérgicos, la sintomatología incluye un cuadro más o menos amplio, a la vez que variable en cuanto a gravedad.
Básicamente, podemos distinguir 3 grupos de síntomas:
Así pues, ante una alergia al látex, los síntomas que podemos encontrar van desde problemas leves, que suelen afectar a la piel, pasando a otros graves, que casi siempre tienen que ver con la respiración, y por último, otros muy graves (lo que técnicamente se llama anafilaxia o shock anafiláctico), donde aparecen una serie de síntomas que si no son tratados de inmediato provocan la muerte del afectado.
Centrándonos en la sintomatología que sufre una persona con alergia al látex al usar preservativos, los cuales, como ya hemos dicho, en su mayoría están hechos con este material: irritación, picores, sequedad, prurito, irritación en la zona vaginal o genital masculina.
En caso de sospecha de alergia al látex, será necesario que acudamos a nuestro médico para que realice las pruebas necesarias a fin de confirmar o descartar dicho problema.
El médico realizará previamente una historia clínica donde recabará información sobre los síntomas, número de veces que ha ocurrido, atopia, trabajador de riesgo, fuentes de exposición… Normalmente el diagnóstico se realiza mediante pruebas cutáneas y determinación de IgE en sangre.
En la actualidad existen en el mercado preservativos sin látex fabricados a base de resinas o poliuretano. No son tan elásticos como los de látex y pueden romperse con mayor facilidad por lo que, para evitar la fricción y posible rotura, es recomendable utilizar algún lubricante.
Si los preservativos sin látex no son de nuestro agrado lo correcto será visitar al ginecólogo, quien aconsejará otros métodos anticonceptivos, pero debemos tener muy claro que dichos preservativos son el único método de anticoncepción que evita las infecciones de transmisión sexual.
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