El cáncer de mama implica un auténtico reto que no termina con la finalización del tratamiento, ya que pueden aparecer secuelas crónicas importantes como el linfedema en el brazo. En el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se celebra el 19 de octubre, queremos centrarnos en este efecto adverso del tratamiento del cáncer de mama que puede afectar enormemente a la calidad de vida de las mujeres.
El sistema linfático es fundamental para mantener el equilibrio de líquidos en el organismo y para protegernos de las infecciones. Se compone de una red de vasos linfáticos que transportan la linfa, un líquido transparente compuesto por linfocitos (glóbulos blancos) que luchan frente a las infecciones y la formación de tumores, así como por agua, proteínas, sales, glucosa, urea y otras sustancias. El sistema linfático recoge el exceso de líquido y sustancias de los tejidos y lo devuelve al torrente sanguíneo. Cuando este drenaje se ve afectado, puede causar la acumulación de líquido y la hinchazón característica del linfedema.
El tratamiento de algunos tipos de cáncer, como el cáncer de mama, implica la extirpación de ganglios linfáticos (linfadenectomía), lo que aumenta el riesgo de linfedema en el brazo en el que se ha realizado la cirugía. Esto se debe a que al extirpar los ganglios disminuye la actividad de los vasos linfáticos, además de su acción defensiva inmunitaria, por lo que aumenta el riesgo de infecciones. Por ello, es muy importante consultar con el médico ante los primeros síntomas de linfedema en el brazo.
La radioterapia también puede dañar los ganglios linfáticos, lo que hace que el riesgo aumente cuando se combinan ambos tratamientos. Otros factores que pueden contribuir a su aparición son el calor en la zona afectada, el sobreesfuerzo, el sobrepeso y cualquier herida o infección en la piel.
Los síntomas del linfedema en el brazo pueden aparecer poco después de la cirugía o incluso meses y años más tarde. Para identificarlo, es importante estar atento a los siguientes signos:
El linfedema también puede aumentar el riesgo de infecciones, que se pueden presentar con síntomas como:
El tratamiento del linfedema en cáncer de mama se centra en reducir la hinchazón, mejorar la calidad de vida y conseguir que los pacientes realicen sus actividades diarias con mayor comodidad, minimizando el dolor y facilitando el movimiento del miembro afectado.
El tratamiento incluye el drenaje linfático manual realizado por un fisioterapeuta especializado para reabsorber el líquido acumulado y activar la circulación linfática superficial, y el uso de vendajes compresivos para mantener la presión y prevenir la acumulación de líquido tras la terapia de drenaje. La duración del tratamiento de drenaje dependerá de la gravedad y la progresión del linfedema.
También se pueden emplear dispositivos como la máquina Flowave, que utiliza ondas de choque para movilizar líquidos y proteínas fuera de lugar, y vendajes neuromusculares, que consisten en vendajes elásticos que ayudan a estimular el drenaje de la linfa.
Cuando tu especialista considere conveniente finalizar las sesiones de drenaje linfático, te recomendará la utilización de mangas de compresión adaptadas al tamaño del brazo, que debes llevar durante todo el día y solo quitarte por la noche. También es recomendable hacer ejercicios específicos mientras las usas para potenciar los beneficios del tratamiento.
En tu farmacia de confianza podrás encontrar mangas de compresión y te aconsejarán sobre los cuidados para el brazo con linfedema.
Además, recuerda que en todo momento se debe extremar el cuidado de la piel del brazo afectado, ya que la hinchazón puede hacerla más frágil y sensible.
Para prevenir el linfedema en el brazo tras el cáncer de mama y mejorarlo una vez que haya aparecido, es fundamental seguir ciertas pautas para cuidar el miembro afectado:
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