La condromalacia rotuliana es una enfermedad que afecta a la rodilla y que consiste en una degeneración del cartílago articular que recubre la rótula, que es el hueso situado en la zona anterior de la articulación de la rodilla y cuya función es lubricar el roce entre este hueso y los otros dos huesos de la zona: la tibia y el fémur. Representa entre el 10% y el 25% de las consultas a especialistas en Traumatología por problemas en la rodilla. Una de las características de la condromalacia rotuliana es que se clasifica en grados, que van desde el grado 1, el más leve hasta el grado 4, que es el más avanzado.
Aunque las causas de muchas condromalacias son desconocidas (idiopáticas), se piensa que la mayoría están causadas por traumatismos repetidos de baja intensidad. Por otro lado, hay muchos factores predisponentes que favorecen la aparición de esta patología, tales como alteraciones del alineamiento de la rodilla, traumatismos, enfermedades reumáticas o autoinmunes como la artritis reumatoide, obesidad y enfermedades metabólicas, infecciones o secuelas de accidentes, entre otros.
Ante la presencia de estos signos y síntomas, es importante que el traumatólogo sea consultado con el objetivo de confirmar el diagnóstico y, de esta forma, prescribir el tratamiento más adecuado.
El tratamiento para la condromalacia depende de la causa y del grado de desgaste del cartílago. Irá encaminado, en primer lugar, a corregir los factores desencadenantes (desalineación de la rodilla, rótula alta, obesidad…). Por regla general se recomienda evitar un apoyo excesivo sobre la rodilla, instaurar el tratamiento farmacológico indicado por el traumatólogo, así como la rehabilitación fisioterapéutica para potenciar la musculatura, aliviar el estrés al que se somete la rótula y corregir los problemas de alineación de la rodilla.
Los medicamentos prescritos por el especialista para el tratamiento de la condropatía rotuliana suelen ser de dos tipos: analgésicos y condroprotectores. Los analgésicos alivian el dolor y la molestia que produce el desgaste del cartílago, mientras que los condroprotectores ralentizan el daño producido en el cartílago, aunque ninguno de ellos son capaces de curar la lesión.
Otro de los tratamientos para combatir una condromalacia rotuliana que provoca dolor, es el uso de material ortoprotésico como: rodillera abierta ligamental con rodetes de silicona; un bastón o muleta para ayudar a la deambulación, si procede, o un vendaje funcional prescrito y colocado por el especialista.
El deporte es un hábito sano y al que no hay que renunciar, pero conviene que el ejercicio que se haga se ajuste a las capacidades de cada persona: suave pero continuo. La intención es que se realice un programa diario de ejercicios destinados a mejorar las condiciones de la rodilla y controlar los síntomas.
Que absorba bien el impacto de los pasos y que no cuente con suelas muy desgastadas, ya que se puede favorecer la aparición de deformidades en el pie u otras patologías como el pie plano que podrían afectar al cartílago.
Las articulaciones se ven afectadas por el exceso de peso. Para no favorecer el desgaste prematuro del cartílago, se recomienda controlar el peso de nuestro cuerpo mediante una dieta sana y ejercicio físico habitual. Una persona con sobrepeso multiplica por 3 su peso a nivel de rodilla y por 5 a nivel de tobillo.
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