La catarata es una enfermedad ocular que se produce cuando el cristalino, lente natural del ojo, pierde transparencia y se vuelve opaco. La función del cristalino es enfocar las imágenes con nitidez. Debido al proceso natural de envejecimiento del ojo, las proteínas que componen esta lente se descomponen y van generando opacidad, deteriorando la visión.
Entre los síntomas de las cataratas están los siguientes:
Aunque el envejecimiento natural del ojo es la principal causa de cataratas, también pueden deberse a factores genéticos, ya que hay algunos tipos de cataratas que pueden ser hereditarias, y verse favorecidas por enfermedades como la diabetes; lesiones o enfermedades oculares, como el glaucoma; el uso excesivo de corticosteroides, o la exposición excesiva y prolongada a los rayos ultravioleta.
Por ello, se recomienda proteger los ojos mediante gafas de sol adecuadas, ya que la radiación ultravioleta entre los 295 y los 400 nanómetros de longitud de onda es un factor que contribuye al desarrollo de esta enfermedad.
La operación de cataratas consiste en extraer el cristalino natural opaco y sustituirlo por una lente artificial denominada lente intraocular. El procedimiento utilizado en la operación de cataratas es la facoemulsificación, en la que a través de una pequeña incisión en la parte frontal del ojo se fragmenta y se aspira el cristalino opaco.
A través de esta misma incisión se introduce una lente intraocular que, además, puede corregir los problemas de refracción que tenga el paciente, como por ejemplo la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
Asimismo, la facoemulsificación se puede realizar asistida por láser de femtosegundo o de manera tradicional en los casos en los que el láser no esté indicado.
Tras la operación de cataratas, el cerebro debe adaptarse a la nueva lente artificial y requerirá tiempo y entrenamiento para volver a ver correctamente. Por ello, es normal sentir leves molestias, visión borrosa al quitarse el protector ocular, picor o sensación de tener algo extraño en el interior del ojo.
También puede haber enrojecimiento de la esclerótica (parte blanca del ojo) debido a que la operación de cataratas daña de manera temporal los vasos sanguíneos oculares. Lo habitual es que los pacientes retomen sus actividades diarias a los pocos días de la operación de cirugía, si bien deberán pasar algunas semanas hasta que la visión esté totalmente recuperada.
Durante el postoperatorio es fundamental seguir las recomendaciones del oftalmólogo, entre las que se encuentran las siguientes:
Tras la operación de cataratas es muy importante evitar actividades que aumenten el riesgo de infección. Por ello, debes esperar al día siguiente de la cirugía para ducharte o lavarte el pelo, y hacerlo siempre con la precaución de que el agua no toque los ojos.
La adaptación a la nueva visión puede llevar días o incluso semanas. Por ello, consulta con el oftalmólogo sobre la conveniencia de conducir de manera que puedas hacerlo cuando tu visión esté totalmente estabilizada.
Los días posteriores a la operación de cataratas se pueden hacer actividades físicas ligeras, como por ejemplo andar, pero tendrás que evitar las actividades intensas y que impliquen grandes esfuerzos. Deberás esperar al menos una semana para practicar deportes como correr, montar en bicicleta o jugar al tenis. No obstante, consulta con el oftalmólogo cuándo puedes empezar a hacer deporte moderado o intenso.
En la mayoría de los casos es posible ver la televisión y otros dispositivos electrónicos pocas horas después de la operación de cataratas, aunque lo más probable es que notes ciertas molestias y visión borrosa hasta que tu cerebro y tus ojos se adapten a la nueva lente.
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