El calor invita a pasar buena parte de los días en la piscina. Pero pasar mucho tiempo en contacto con el agua de la piscina puede generar irritación en los ojos y derivar en una conjuntivitis irritativa.
La principal razón es el cloro de las piscinas, elemento químico con propiedades antisépticas que resulta imprescindible para mantener el agua de las piscinas limpia y protegida de las infecciones. Por sus fuertes propiedades desinfectantes y decolorantes, puede provocar irritación en los ojos, en la piel y en las vías respiratorias. Por otro lado, cabe destacar también que el agua de las piscinas contiene contaminantes procedentes de los propios bañistas como el sudor, la orina, la saliva, piel muerta y productos cosméticos como cremas, lacas, perfumes o desodorantes.
La clave es actuar de inmediato si detectas irritación ocular y salir del agua para no prologar el contacto con las sustancias irritantes.
Los síntomas de la conjuntivitis tras un baño en la piscina se notan de forma inmediata:
Si la molestia es intensa, acude al médico para que valore la prescripción de algún tratamiento.
Si la molestia es leve, en la mayoría de los casos se alivia mediante el uso de lágrimas artificiales o toallitas.
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