La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dice muy claro: la obesidad es uno de los mayores retos de Salud Pública del siglo XXI, uno de los principales factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares y el cáncer, y un importante factor de riesgo de discapacidad, siendo responsable del 7 % del total de años vividos con discapacidad en la población obesa.
Las cifras en Europa son demoledoras, puesto que el sobrepeso y la obesidad afectan a cerca del 60 % de los adultos y a casi uno de cada tres niños, de los cuales el 29 % son varones y el 27 % niñas.
En España, los datos sobre la población infantil son similares a los europeos. Según el Estudio ALADINO 2019, la prevalencia de sobrepeso es del 23,3 % y la prevalencia de obesidad infantil es del 17,3 % en niños de 6 a 9 años. Además, el 4,2 % de los niños con obesidad tienen obesidad severa.
Las niñas se llevan la peor parte en sobrepeso, con un 24,7 % frente al 21,9 % en niños, y los niños con obesidad alcanzan el 19,4 % frente al 15 % en niñas, diferencia aún más grande en obesidad severa, con un 6,0 % en los niños frente a un 2,4 % en las niñas.
El ejercicio físico es un buen aliado para paliar esta situación, tal y como se demuestra en un estudio realizado en la Universidad de Granada. El estudio ActiveBrains, publicado en JAMA Network Open, reveló que los niños que siguen un programa de ejercicio físico aeróbico junto con ejercicio de resistencia entre 3 y 5 veces a la semana, con una duración de 90 minutos por día, durante cinco meses, consiguen reducir la grasa corporal y, por consiguiente, su riesgo cardiovascular.
El programa de actividad física que siguieron estos niños se basaba en juegos grupales y sin equipamiento avanzado; es decir, correr en una pista exterior y hacer ejercicios de fuerza. Es más o menos la actividad que se hace en los colegios y en las actividades extraescolares.
La medida con la que se sabe si una persona tiene sobrepeso u obesidad es el índice de masa corporal (IMC), que se obtiene con el peso en kilos y la talla en centímetros, elevado al cuadrado.
Así, para saber si un niño tiene exceso de peso, se compara su IMC con el de los niños de su edad y sexo. Si el IMC es superior al percentil 85 tiene sobrepeso y si es superior al percentil 95 tiene obesidad.
El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo cardiometabólico. De hecho, los niños con obesidad tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión y colesterol elevado, factores de riesgo que si se mantienen en la edad adulta pueden favorecer el infarto cardiaco y cerebral.
Otro problema que aparece en los niños con obesidad es que se cansan más cuando hacen ejercicio, pueden tener problemas para respirar, dolores articulares y deformidad en las piernas. Pero las complicaciones no son solo físicas; la obesidad infantil se asocia a problemas de autoestima, de ansiedad y de relación con sus compañeros de colegio.
Llevar una alimentación sana y equilibrada es clave para prevenir o controlar el exceso de peso y la obesidad infantil.
Diseñar un menú equilibrado para tus hijos puede ser una buena opción para controlar el exceso de peso y tener una vida más saludable. Recuerda que es importante hacer cinco comidas al día, sin saltarse ninguna, sobre todo el desayuno, que a veces, por las prisas, se hace de forma rápida y poco saludable.
Si no sabes qué preparar a tus hijos para media mañana o necesitas variar porque siempre se llevan lo mismo al cole, te damos 10 ideas de almuerzos saludables y fáciles.
También hay que vigilar las cantidades de comida: si ves que quieren comer mucho, intenta reducir poco a poco la cantidad que les pones en el plato y evita que repitan.
Para que estas medidas tengan éxito, es importante que participe toda la familia en la adquisición de hábitos de alimentación saludable.
El estudio mencionado en este artículo no es el único que relaciona los programas de ejercicio físico con la reducción de la obesidad y el sobrepeso.
Otra investigación publicada en Plos One señala que el baile es eficaz para la pérdida de grasa en personas con sobrepeso y obesidad, y mejora significativamente la composición y la morfología corporales.
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