La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo diario de azúcar que no exceda el 10 % de la ingesta calórica total, lo que supone menos de 25 gramos de azúcares libres/día. Pero los niños españoles superan con creces este límite propuesto por la OMS.
Tal y como se recoge en un estudio que se publica en la revista científica Nutrients, los niños en España consumen una media de azúcares añadidos de entre 55-57 g /día, de los cuales provienen de las galletas el 13,3 %; del cacao en polvo, el 11,1 %; de los yogures azucarados, el 9,9 %; y de los postres lácteos, el 8,6 %. Según el estudio, la percepción de los padres sobre el valor nutricional no estaba alineada con el valor nutricional real.
En dicho trabajo se estableció una valoración nutricional de los alimentos a través de un índice que recogía la densidad de nutrientes presente en cada porción de alimento (NDIS, según sus siglas en inglés) y un índice de ingesta diaria de nutrientes (DNII, en siglas inglesas), que se calculó en función de la cantidad diaria que se tomaba de cada alimento.
El estudio concluyó que los niños españoles consumen más azúcares añadidos de los recomendados; por ello, es importante educar a la población para fomentar un estilo de vida saludable y una dieta equilibrada en la que la cantidad de azúcares añadidos no supere los límites recomendados. No obstante, sí se puede considerar un consumo ocasional de azúcares priorizando los alimentos que aportan un mayor valor nutricional.
Según la Asociación Española de Pediatría, el azúcar está presente en alimentos como los lácteos, a través de la lactosa, y las frutas, gracias a la fructosa. A veces, al consumir estos alimentos no se tiene en cuenta que son ricos en azúcares.
A este consumo de azúcar hay que sumar la que está presente en una infinidad de alimentos procesados que incluyen lo que se denomina azúcares añadidos, que se pueden encontrar en las bebidas azucaradas, los zumos de frutas no naturales, la bollería industrial…
Esa cantidad excesiva de azúcar se ve reflejada en una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población infantil. A pesar de las iniciativas puestas en marcha para reducir el consumo diario de azúcar entre los más pequeños, no se ha conseguido detener el aumento de la obesidad y de las enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes.
Para reducir los azúcares añadidos en este grupo de población es importante tener en cuenta el valor nutricional de los alimentos, porque de lo contrario se puede estar reduciendo la ingesta de otros nutrientes esenciales para el desarrollo de los niños.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud (FAO/OMS) proponen un consumo de azúcares simples recomendado inferior al 10 % del valor calórico total de la dieta y, preferiblemente, por debajo del 5 %. Este aporte debe incluirse dentro de una alimentación saludable en la que haya el límite comentado de bebidas azucaradas.
Es importante insistir en que el azúcar es necesario para el desarrollo de funciones cognitivas, siempre y cuando el aporte sea natural y equilibrado. Además de limitar los azúcares refinados, en los casos en los que sea necesario, los pediatras aconsejan:
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