La “vuelta al cole” es ya una realidad para los pequeños de la casa. Sus caritas muestran alegría por el reencuentro con los amigos, el nuevo curso, nuevos profesores, nuevas expectativas e ilusiones. Además de una nueva mochila repleta de libros, cuadernos, carpetas, entre otros materiales escolares, una carga, a veces excesiva, puede generar problemas de espalda entre los niños junto a otros factores que te contamos a continuación.
En España, las dolencias de la espalda son excepcionales antes de los 6 años, pero su frecuencia comienza a aumentar a partir de los 10 años. Según la Fundación Kovacs, el 50% de los niños menores de 15 años y el 70% de las niñas han padecido en alguna ocasión dolor de espalda. Y a partir de esa edad, su frecuencia es similar a la de los adultos. Por tanto, es entre los 6 y los 10 años cuando los niños deben adquirir hábitos que les ayuden a prevenirlas y reducir su impacto.
El aumento de las dolencias de espalda está relacionado, entre otros motivos, con el excesivo peso de las mochilas. Aunque también influyen otros factores en la aparición del dolor de espalda: malos hábitos posturales, mobiliario inadecuado a la altura de los niños, y el mayor sedentarismo en la infancia a consecuencia del uso cada vez más extendido del juego electrónico, conocido como ocio pasivo, en detrimento del juego físico.
1. Prestar atención al peso de las mochilas
Los expertos coinciden en afirmar que un niño no debe cargar más del 10% de su peso corporal; es decir, un niño de primaria que pese 35 kilos no debería cargar más de 3,5 kilos.
Además, existen otras medidas individuales de educación sanitaria a los niños:
2. Higiene postural
Una buena actitud en cuanto al posicionamiento de la espalda disminuye el riesgo de padecer dolor en el futuro.
3. Ejercicio físico, clave para la espalda
Para resolver o evitar el dolor de espalda, desde pequeño se debe hacer deporte y ejercicio para fomentar la musculatura de la espalda, que se hará más potente, resistente y elástica. Y qué mejor plan que practicar deporte en familia.
La actividad física, incluyendo el ejercicio y el deporte, es la medida más efectiva para prevenir las dolencias de la espalda, siempre que se practique de manera continuada y habitual. Incorporar ese hábito a la vida cotidiana, en edades tempranas, y no considerarlo una obligación más del horario escolar, sino algo propio del ocio familiar, facilita mantenerlo durante toda la vida. Y, además, fomenta formas saludables de ocio entre los hijos y la práctica de actividad física también entre los padres. Por otro lado, cuanto más divertido y motivador resulte el tipo concreto de deporte para quien lo practique, más probable es que lo mantenga en el tiempo. Lo importante es ser constante.
Las familias también juegan un papel muy importante a la hora de aplicar otras medidas eficaces como acostumbrarse a que, incluso durante un eventual episodio de dolor de espalda, es mejor evitar el reposo en cama o acortarlo tanto como sea posible. Mantener el mayor grado de actividad física que el dolor permita (interrumpiendo sólo aquellas actividades concretas que desencadenen el dolor o exacerben su intensidad), acorta la duración del dolor y reduce el riesgo de que se repita en el futuro.
Por último, recuerda que en la Farmacia siempre ocupan un lugar especial los más pequeños de la casa.
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