Se trata de una inflamación del aparato digestivo. La gran mayoría de las veces está causada por una infección, que puede ser vírica, bacteriana o, más raramente, por un parásito intestinal. Otras causas menos frecuentes son la ingesta de alimentos en mal estado o infecciones no digestivas (infecciones de orina, otitis, etc.).
Aunque en pocos días el niño estará mejor, el principal motivo por el que hay que tratarla y procurar controlar los síntomas de la gastroenteritis es para evitar una deshidratación del pequeño.
El síntoma más característico es la diarrea (deposiciones más blandas o líquidas, frecuentes y abundantes) que puede tener un aspecto muy variable; a veces, las deposiciones se acompañan de mucosidad o incluso sangre. Es frecuente que haya también vómitos, a veces antes de aparecer la diarrea. Otros síntomas comunes son la fiebre o el dolor abdominal en forma de retortijones e inapetencia.
La principal medida para prevenir las gastroenteritis es la higiene de manos con agua y jabón.También existe una vacuna disponible que actúa contra uno de los virus más frecuentes que puede dar gastroenteritis en los niños, el rotavirus.
Lo que más preocupa cuando aparece una gastroenteritis en los más pequeños es la deshidratación, es decir, la pérdida de líquidos y sales minerales que se produce con las diarreas. Los bebés tienen más riesgo de deshidratarse que los niños mayores.
Señales de deshidratación
Debes controlar estas señales de cerca si tu hijo/a tiene una gastroenteritis, y si aparece alguna de ellas, consultar con el pediatra.
1. Hidrátale en cantidad adecuada, pero poco a poco. Durante los episodios más agudos de la enfermedad, asegúrate de que tu hijo repone los líquidos y sales que está perdiendo.
2. Apuesta por las soluciones de rehidratación y evita las bebidas isotónicas. Tomar sueros de rehidratación oral cada poco tiempo constituye una buena opción para evitar la deshidratación del niño. En cambio, las bebidas isotónicas están pensadas para adultos durante la práctica deportiva, por lo que no son recomendables en casos de gastroenteritis infantil.
3. Inicia su alimentación habitual en cuanto sea posible. El niño debe comer en cuanto tenga apetito, no es necesario ningún periodo de pausa o ayuno ni una dieta astringente. Por eso, ofrécele alimentos de su dieta habitual que le resulten apetecibles e irá pidiendo más comida a medida que se vaya sintiendo mejor.
4. No dejes de darle el pecho o el biberón. Si el niño todavía es lactante, debe seguir tomando el pecho; incluso puedes aumentar la frecuencia de las tomas y hacerlas más cortas. Si toma biberón, no necesitas cambiar la fórmula ni rebajar su concentración.
6. Consulta a tu médico o farmacéutico sobre los probióticos. Pueden recomendarte probióticos para ayudar a repoblar la flora intestinal y acortar algo la duración de la diarrea, de forma que el niño se recupere antes.
7. En general no suele hacer falta medicamentos, pues las gastroenteritis tienden a curarse de manera espontánea. Los antibióticos sólo son útiles en gastroenteritis de causa bacteriana que se prolongan en exceso, pues también afectan a la flora bacteriana del paciente. Los medicamentos antieméticos (contra los vómitos) tienen una eficacia muy limitada y sólo deben usarse bajo prescripción médica.
Recuerda que, aunque la mayoría de los casos de gastroenteritis infantil se resuelven por sí solos, si detectas signos de deshidratación, fiebre alta o sangre en sus deposiciones, acude al médico lo antes posible.
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