Incrementar la higiene, limitar las visitas y el contacto con personas que puedan transmitir infecciones son algunas de las medidas que se deben tomar a la hora de cuidar del bebé prematuro en casa.
El Día Mundial del Niño Prematuro, que se celebra el 17 de noviembre, nos recuerda que cada año millones de bebés prematuros afrontan el inicio de su vida con un gran reto. Pero gracias a los avances en la atención especializada que reciben en las unidades de cuidados intensivos neonatales, la mayoría consigue superar los obstáculos de la prematuridad.
¿Cuándo un bebé es prematuro?
Se considera prematuro al bebé que nace antes de que se haya completado la semana 37 de embarazo. Dependiendo de la edad gestacional, se puede distinguir entre:
- Prematuro moderado o tardío: entre 32 y 37 semanas.
- Muy prematuro: de 28 a 32 semanas.
- Prematuro extremo: menos de 28 años.
Debido a la falta de maduración del organismo, el bebé prematuro necesita pasar algún tiempo en una incubadora en la unidad de cuidados intensivos neonatales, en la que recibirá cuidados específicos para culminar su desarrollo.
¿Qué problemas de salud puede tener el bebé prematuro?
- Termorregulación: los bebés prematuros tienen una baja reserva de grasa y una escasa producción de calor, por lo que les resulta difícil mantener una temperatura corporal adecuada.
- Respiratorios: los pulmones del bebé prematuro no están del todo desarrollados, por lo que puede tener debilidad muscular y problemas para respirar.
- Cardiacos: entre los trastornos cardiacos más frecuentes están la hipotensión arterial y la persistencia del ductus arterioso, un pequeño vaso que comunica la aorta con la arteria pulmonar y que debería cerrarse tras el nacimiento. En los niños prematuros puede permanecer abierto causando alteraciones entre la circulación sistémica y pulmonar.
- Cerebrales: cuanto menor sea la edad gestacional, mayor es el riesgo de sufrir una hemorragia intraventricular.
- Digestivos: debido a su inmadurez, el intestino tiene una escasa motilidad y pueden aparecer complicaciones como la enterocolitis necrosante (infección e inflamación del tejido del intestino).
- Hematológicos: los más frecuentes en el bebé prematuro son la anemia y la ictericia.
- Inmunológicos: como el sistema inmunológico no está del todo desarrollado, el riesgo de infecciones es mucho mayor en comparación con el de un bebé nacido a término.
- Metabólicos: los bebés prematuros tienen más dificultades para metabolizar los nutrientes, cuentan con unos bajos depósitos de glucógeno y una menor capacidad de regular la insulina, lo que dificulta el control de la glucemia.
A estos problemas se deben sumar otras complicaciones a largo plazo, como trastornos neurológicos, auditivos y oculares, problemas de aprendizaje y del comportamiento, entre otros.
El bebé prematuro es aquel que nace antes de que se hayan completado las 37 semanas de embarazo.
¿Cómo cuidar del bebé prematuro en casa?
Una vez superada la fase inicial en la unidad de cuidados intensivos neonatales, es fundamental que el bebé prematuro reciba los cuidados necesarios en el hogar con el fin de disminuir los riesgos que puedan afectar a su crecimiento.
Según detalla el Hospital Clínic de Barcelona, algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta son los siguientes:
- Higiene. Lavarse las manos antes de tocar al bebé, mantener limpia su ropa y habitación. Evitar el contacto con personas que puedan transmitir infecciones.
- Ambiente. Debido a su menor cantidad de grasa corporal, el bebé puede tener problemas para regular la temperatura corporal, que debería estar entre 36,5º C y 37º C. Por ello, se recomienda mantenerlo abrigado, aunque no en exceso, y asegurarse de que la temperatura de la habitación esté entre 21º C y 24º C.
- Alimentación. Se recomienda la lactancia materna, ya que ayuda a fortalecer el sistema inmune. Asimismo, el bebé prematuro necesita un mayor aporte de calorías y alimentarse con más frecuencia.
- Vacunas. El bebé prematuro debe recibir las vacunas establecidas en el calendario vacunal, tal y como corresponda a su edad. Es recomendable que los padres y familiares que están más en contacto con él se vacunen frente a la gripe para evitar la transmisión de la infección.
- Sueño. Es posible que el bebé prematuro necesite más horas de sueño, que en el neonato se sitúan entre las 16 y 18 horas diarias. Para dormir, colocar al bebé boca arriba y asegurarse de que la cuna esté libre de objetos, como juguetes o cojines.
- Visitas. Limitar las visitas durante las primeras semanas y el contacto con personas que puedan transmitir infecciones o resfriados.
- Salidas y paseos. Salir a pasear con precaución, evitando lugares con aglomeraciones para prevenir el contagio de infecciones.
- Estimulación neurosensorial. Fomentar el contacto con los padres, hablar suavemente, coger al bebé y jugar con él para facilitar su desarrollo.
- Seguimiento médico. Los bebés prematuros necesitan un seguimiento médico continuado para controlar su neurodesarrollo. Si el especialista así lo considera, puede recibir atención especializada en centros de estimulación precoz.
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