Estamos en temporada de fresas. En primavera, esta fruta se encuentran en su mejor momento. Las fresas pueden prepararse de muchas maneras y su consumo natural es el más recomendado. Sin embargo, es posible que te apetezca realizar algún postre especial con ellas. Antes de comprar un producto procesado, cuya cantidad de esta fruta sea muy baja, lo más recomendable es que dediques unos minutos para hacerlo en casa.
Las fresas y los fresones son frutas con bajo contenido energético, cuyo principal componente —después del agua— lo constituyen los hidratos de carbono (con una cantidad moderada, alrededor del 7% de su peso), fundamentalmente: fructosa, glucosa y xilitol.
Fuente de vitamina C, con un porcentaje incluso superior al que posee la naranja. Una ración media de fresas, 150 g, contiene 86 mg de vitamina C; mientras que una naranja mediana, de 225 g, contiene 82 mg. Si bien, en cualquiera de los dos casos, las ingestas diarias recomendadas para esta vitamina (60 mg), están más que superadas.
Las fresas contienen diversos ácidos orgánicos, entre los que destacan: el ácido cítrico, ácido málico, oxálico, y también contienen pequeñas cantidades de ácido salicílico.
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Ingredientes
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Preparación
Lava las fresas. Pícalas verticalmente por la mitad, y luego repite el proceso con todas las mitades. Después, en un recipiente aparte lleno de agua, coloca las fresas con el azúcar. Déjalas en remojo al menos unos 15 minutos a media hora para que se endulcen. Retiramos las fresas de allí y las colocamos en la batidora junto a la leche. Batimos durante 30-60 segundos, hasta que tenga la consistencia deseada.
Finalmente podemos agregar el hielo picado en cubos y dejar enfriar. Pero también puedes optar por añadirlo a la mezcla y triturarlo unos segundos más para tener un smoothie más espeso.
Preparación
Lava bien las fresas, con suavidad, y secarlas con cuidado. Tritura hasta tener un puré sin grumos de fruta. Incorpora el queso fresco batido desnatado, escurrido, y triturar un poco más para mezclar. Se puede usar también yogur griego natural -o yogur normal natural, pero que sea cremoso-.
Combina el agar-agar y calienta en un cazo a fuego suave, hasta justo llevar a ebullición. Remueve bien y reparte en moldes. Espera a que enfríe un poco y lo llevas a la nevera, donde tendrá que reposar como mínimo dos horas.
Preparación
Lo primero que debes hacer es lavar bien las fresas y dejarlas secar, con tal de que eliminen toda el agua que pueden haber absorbido.
Una vez tengas las fresas limpias y cortadas debes colocar el vaso de agua en un recipiente y las cuatro láminas de gelatina dentro. Si crees que necesitas añadir más agua o un recipiente mayor, no dudes en cambiarlo. Durante el tiempo en el cual estas láminas estén en remojo se irán ablandando y conseguirás con ellas la textura deseada para las gelatinas.
Para preparar las fresas tienes dos opciones: o bien colocarlas en un cazo con un poco de azúcar o edulcorante al gusto y, a fuego lento, ir removiéndolas hasta que se vayan deshaciendo poco a poco y de manera que no se quemen ni se peguen al recipiente. La otra opción es triturarlas con una batidora y esperar a que queden bien líquidas, añadiéndoles azúcar edulcorante al gusto mientras se baten.
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