La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad en la que hay un trastorno de la regulación de la glucosa. La glucosa es la principal fuente de energía y llega hasta nosotros a través de los alimentos que consumimos. Para que entre en las células y estas la utilicen como energía, es necesaria la acción de la insulina.
Cuando hay resistencia a la insulina -que viene dada, entre otros factores, por una concentración sanguínea alta de ácidos grasos libres o por factores proinflamatorios-, los niveles de glucosa en sangre serán altos.
Diversos mecanismos hacen que los receptores de insulina no se encuentren disponibles para el reconocimiento con la insulina. Como la función de la insulina es "permitir” que los receptores de glucosa estén disponibles y que esta penetre en la célula, a menor número de receptores, menor captación de insulina y menor captación de glucosa.
En esa situación, y para compensar la resistencia a la insulina, el páncreas libera más insulina. A la larga se produce un daño en el páncreas por la hiperinsulinemia (disfunción de las células beta) que, sumado a la baja producción de receptores de insulina y su desensibilización a esta, hace que la glucemia vuelva a ser elevada. Esa glucosa circulando en exceso produce daños en distintos órganos, como el riñón, corazón, ojos… que pueden comprometer la salud.
Según el estudio di@bet.es, la incidencia de diabetes tipo 2 ajustada a la edad y sexo de la población española es de 11,6 casos/1000 personas/año. Pero la incidencia de diabetes tipo 2 conocida es de 3,7 casos/1000 años/persona, lo que indica que quedan muchos casos por diagnosticar.
Entre los principales factores de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 están:
Entre los principales síntomas de la diabetes tipo 2 están:
Al recibir el diagnóstico de la diabetes tipo 2 surgen muchos miedos e incertidumbres que suele resolver el personal de enfermería a través de la educación diabetológica.
En el control de la diabetes es clave el autocuidado, ya que el diabético tipo 2 necesita conocer la enfermedad y cómo manejarla.
El personal de enfermería te ofrece las pautas básicas para que establezcas cambios en el estilo de vida y adoptes hábitos saludables.
En cuanto a la alimentación, la dieta debe ser específica para cada paciente, dependiendo de su actividad, siempre centrada en mantener el peso adecuado. Para ello, los nutrientes a lo largo de las distintas comidas se deben distribuir en:
Se recomienda cocinar con poca sal y utilizar técnicas de preparación sencillas y naturales. También es bueno evitar el consumo de alcohol y tabaco.
Además de la correcta alimentación, el ejercicio físico es clave en el paciente con diabetes tipo 2. Se debe establecer de forma individual, teniendo en cuenta las capacidades de cada persona.
El tratamiento farmacológico de la diabetes tipo 2 tiene que ir de la mano de los cambios en el estilo de vida antes comentados y debe establecerse de forma individual teniendo en cuenta las características y circunstancias de cada persona. Entre los fármacos más empleados en el tratamiento de la diabetes tipo 2 están:
En algunos casos también está indicada la insulinoterapia para conseguir controlar los niveles de glucosa en sangre. Existen distintos tipos de insulinas en función de su tiempo de absorción y su pico de acción.
El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes. La Federación Internacional de la Diabetes insta a las autoridades sanitarias a que aumenten los recursos para la educación para la diabetes, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas que la sufren y prevenir su aparición con la instauración de un estilo de vida saludable.
Entender la enfermedad es el primer paso para poder manejarla y prevenirla. Desde la Federación Internacional de la Diabetes han puesto en marcha una plataforma de formación para ayudar a las personas con diabetes y a sus cuidadores a resolver las dudas que se les van planteando.
Se celebra el 14 de noviembre porque es el aniversario de Frederick Banting, quien, junto con Charles Best, concibió la idea que les conduciría al descubrimiento de la insulina, en octubre de 1921.
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