El SIBO (‘small intestine bacterial overgrowth’) hace referencia al sobrecrecimiento bacteriano que se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado.
El síndrome de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) se considera principalmente una afección física, pero estudios recientes han arrojado luz sobre su relación con la salud mental, particularmente con la ansiedad.
Síntomas de SIBO
¿Qué es el SIBO? Una afección gastrointestinal que cursa con un exceso anormal de bacterias, las cuales pueden proliferar en cantidades excesivas y desequilibrar el microbioma intestinal.
Esto da lugar a dos tipos de síntomas:
- Derivados de la producción de gas: son síntomas incómodos, como distensión y dolor abdominal, flatulencia, diarrea/estreñimiento y acidez.
- Derivados de la malabsorción: intolerancias (gluten, lactosa, sorbitol, histamina…), astenia, pérdida de peso y déficit de micronutrientes (vitaminas A, D, E, B12 y hierro).
A largo plazo pueden aparecer signos de permeabilidad intestinal, inflamación sistémica y riesgo de enfermedad autoinmune (colitis ulcerosa, celiaquía, Crohn…).
Diagnóstico de SIBO
El diagnóstico de SIBO se lleva a cabo con un sencillo test de aliento con lactulosa o glucosa, donde el paciente sopla en diferentes momentos para determinar la cantidad de hidrógeno y metano del aliento tras tomar un sustrato de 10 gramos de lactulosa o 75 gramos de glucosa.
Relación entre SIBO y ansiedad
Existen tres mecanismos que explican la relación de este reciente descubrimiento que vincula el SIBO con la ansiedad:
- Microbioma intestinal y eje intestino-cerebro. El intestino y el cerebro están conectados por una red de comunicación bidireccional conocida como el eje intestino-cerebro. El microbioma intestinal, compuesto por miles de millones de microorganismos, juega un papel crucial en esta comunicación. Los desequilibrios en el microbioma pueden afectar la producción de neurotransmisores y compuestos que influyen en el estado de ánimo y el funcionamiento cerebral, lo que potencialmente puede contribuir al desarrollo de la ansiedad.
- Inflamación y respuesta inmunológica. El SIBO puede desencadenar una respuesta inflamatoria crónica en el intestino debido a la proliferación de bacterias patógenas y la producción de toxinas. Esta inflamación puede afectar al sistema inmunológico y desencadenar una cascada de eventos que involucran citocinas inflamatorias. Se ha demostrado que la inflamación crónica está relacionada con la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo.
- Producción de neurotransmisores. El intestino es un importante productor de neurotransmisores, incluido el 95 % de la serotonina, un neurotransmisor clave relacionado con el estado de ánimo y la ansiedad. Los desequilibrios en el microbioma intestinal pueden afectar la producción y regulación de estos neurotransmisores, lo que puede influir en la salud mental.
El ciclo de estrés y SIBO
El estrés crónico y la ansiedad pueden desempeñar un papel en la aparición y exacerbación del SIBO. El estrés puede alterar la motilidad intestinal (movimiento de los alimentos a través del tracto digestivo), lo que puede predisponer al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
Además, el estrés puede afectar negativamente a la permeabilidad intestinal, lo que se conoce como “intestino permeable” o “síndrome de intestino permeable”. Esto permite que las bacterias y las toxinas entren en la circulación sanguínea, lo que puede agravar la inflamación y contribuir al desarrollo del SIBO.
Tratamiento del SIBO
El tratamiento se lleva a cabo desde tres perspectivas fundamentales:
1. Farmacoterapia:
- Antibióticos de amplio espectro como rifamicina.
- Enzimas digestivas en el caso de que hubiera dispepsia.
- Probióticos para restablecer el equilibrio de la microbiota.
2. Dieta baja en FODMAPs:
Es una dieta que se lleva a cabo en distintas fases:
- Fase 1: eliminación (dieta pobre en FODMAPs,) durante 6-8 semanas.
- Fase 2: reintroducción de los alimentos eliminados en la fase 1.
- Fase 3: mantenimiento (controlando síntomas).
3. Gestión emocional:
- Terapia cognitivo conductual (TCC). La TCC es una forma efectiva de terapia que puede ayudar a las personas a abordar la ansiedad y desarrollar habilidades de afrontamiento.
- ‘Mindfulness’ y meditación. La práctica regular de la atención plena y la meditación puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la respuesta del cuerpo a los desafíos emocionales.
- Apoyo emocional. Hablar con amigos, familiares o un terapeuta sobre las emociones relacionadas con el SIBO y la ansiedad puede proporcionar un valioso sistema de apoyo.
En conclusión, la relación entre el SIBO y la ansiedad es un área de investigación en evolución que destaca la compleja interacción entre la salud intestinal y la salud mental.
Abordar ambas afecciones de manera integral puede ayudar a mejorar la calidad de vida y el bienestar emocional de las personas que enfrentan esta combinación de desafíos de salud.
La colaboración entre profesionales de la salud digestiva y mental es fundamental para proporcionar un enfoque completo y efectivo para el tratamiento y el manejo de estas afecciones.