8 consejos para dar un impulso a tu sistema inmune

El organismo es capaz de hacer frente a los agentes patógenos externos gracias al sistema inmunológico, también denominado sistema inmune o inmunitario. Cuando el cuerpo se expone a algún elemento que considera extraño, se activa una respuesta inmune para protegerse de él. 

El sistema inmunológico puede llevar a cabo su función a través del sistema inmune innato, con el que cada uno nace, y el adaptativo, que es el que se va adquiriendo con el paso de los años. 

Cómo funciona el sistema inmunológico

El sistema inmunitario innato es aquel con el que se nace y es el primero que responde ante un elemento extraño. Se aloja en la piel, la córnea del ojo y la membrana mucosa que recubre el sistema  respiratorio, el gastrointestinal y el genitourinario. Además, forman parte células, como los neutrófilos y macrófagos, y mecanismos, como la inflamación y la fiebre.

El problema del sistema innato es que no es específico, es decir, reacciona de la misma forma para casi todos los agentes patógenos. 

El sistema inmunitario adaptativo, por su parte, se va formando con el paso de los años y permite hacer frente a patógenos específicos a través de los anticuerpos, que se generan bien por la exposición a un determinado patógeno o por la inmunización a través de las vacunas. 

Una vez que se han generado anticuerpos por la acción de los linfocitos B, el organismo puede hacer frente a determinadas enfermedades. Los linfocitos T también pertenecen al sistema inmunitario adaptativo y son capaces de eliminar las células infectadas por un patógeno o controlar la respuesta específica del sistema inmunológico ante dichos patógenos.

El sistema inmunológico puede llevar a cabo su función defensora del organismo a través del sistema inmune innato y el adaptativo.

Cómo potenciar el sistema inmunitario

Para mantener en condiciones el sistema inmunitario es clave seguir un buen estilo de vida, con unos hábitos saludables, entre los que se encuentran los siguientes: 

1. Seguir una dieta saludable. Para mantener fuerte nuestro sistema inmunitario hay que llevar una alimentación equilibrada y que incluya todos los grupos nutricionales. La dieta mediterránea, rica en frutas y verduras, proteínas de origen animal y vegetal, y aceite de oliva, ayuda a mantener el sistema inmunitario en forma. También es muy importante beber agua para permanecer hidratados.


2. Hacer ejercicio físico de manera frecuente. La actividad física es clave para mantener un peso adecuado, dormir bien y reducir el estrés. Debe estar adaptada a cada persona en función de sus necesidades y sus posibilidades. Es importante mantener una rutina diaria de ejercicios, que, en algunos casos, es más sencilla de mantener en compañía.


3. Tener un peso adecuado. La obesidad se relaciona con una alteración del sistema inmunitario. Se han identificado varias citocinas y hormonas que median en el metabolismo de las células T del sistema inmune, que son sensibles a ciertos nutrientes. Por eso, pueden alterar la función del sistema inmune tanto en condiciones de obesidad como de desnutrición.


4. Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol. El consumo excesivo de alcohol puede afectar negativamente al sistema inmunitario, al igual que el tabaco. En el caso del alcohol aumenta los niveles de cortisol, lo que repercute en el sistema inmunitario. 


5. Dormir las horas necesarias. Una buena calidad del sueño ayuda a que el descanso sea reparador, también para el sistema inmunológico.


6. Reducir el estrés. En situaciones de estrés se libera una mayor cantidad de cortisol para activar el estado de alerta. En estas circunstancias, el sistema inmunológico se ve afectado, reduciendo su función. 
    
7. Seguir el calendario vacunal propuesto por las autoridades sanitarias en función de la edad. Las vacunas permiten mantener activo el sistema inmunitario adaptativo, lo que ayuda a evitar ciertas patologías infecciosas. 


8. Mantener una buena higiene. Es clave para evitar la aparición de enfermedades infecciosas que se transmiten por contacto directo o por comer alimentos que no han sido manipulados de manera correcta antes de su consumo. Por eso, es importante lavar la fruta y la verdura fresca antes de comerla, sobre todo si es en crudo. En el artículo Cómo lavar toda la fruta y verdura y qué riesgos evitas te explicamos cómo hacerlo.