Correr en la arena, ¿es bueno para tus pies?

Correr por la playa es una actividad que combina la pasión por el ejercicio físico con la experiencia única de estar en contacto con la arena. 

Esta práctica ofrece muchos beneficios para la salud, pero no es apta para todas las personas. Como en cualquier forma de ejercicio, correr por la playa descalzo o con calzado deportivo conlleva ciertos riesgos que es importante tener en cuenta para evitar lesiones innecesarias.

La playa presenta una superficie irregular con desniveles que suponen todo un desafío para el corredor, que se ve obligado a forzar una pisada antinatural para sortear las irregularidades. 

¿Es bueno correr descalzo en la arena?

Según advierte el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), correr por la arena puede causar sobrecargas y lesiones en piernas y pies, como esguinces de tobillo, dolor en el arco del pie y en el talón. 

Por ello, esta práctica no está recomendada para las personas que tienen problemas en las articulaciones y debilidad en los tendones. 

Asimismo, para evitar la sobrecarga muscular que supone correr en una superficie desnivelada como la playa, el ICOPCV recomienda hacer un recorrido de ida y vuelta en la misma playa para recorrer la misma distancia en ambas direcciones y evitar el sobreesfuerzo de los músculos que supone para una de las piernas si se corre en un único sentido. 

Calzado más adecuado para correr por la arena

En cuanto al calzado más adecuado para correr por la playa, se recomienda el uso de zapatillas con una suela más fina que la que se emplea para correr sobre asfalto.

 El tipo de zapatilla también dependerá de factores como la distancia a recorrer, el tipo de pisada o la presencia de algún trastorno en las articulaciones, músculos y tendones. Por ello, antes de lanzarse a la carrera, es recomendable realizar un estudio biomecánico para elegir el calzado que mejor se adapte a cada persona. 

Riesgos de correr descalzo por la playa o ‘natural running’

En los últimos años correr descalzo por la playa, también denominado ‘natural running’, se ha convertido en una tendencia en aumento. Pero los podólogos del ICOPCV advierten de que no es beneficioso para todas las personas, ya que puede causar importantes lesiones biomecánicas. 

Para correr descalzo por la playa con seguridad, el corredor debe tener una buena condición física y biomecánica, así como una buena técnica de carrera. De lo contrario pueden aparecer lesiones como dolores articulares, sobre todo en la rodilla; tendinitis del tendón de Aquiles; metatarsalgias (inflamación y dolor en el metatarso); fractura de los huesos metatarsianos (los huesos largos del pie que conectan el tobillo con los dedos), o periostitis (inflamación de los músculos, los tendones y el tejido óseo alrededor de la tibia).

El aumento del riesgo de lesiones cuando se corre descalzo por la playa se debe a la falta de amortiguación. Cuando corremos el cuerpo debe soportar tres veces su propio peso, ya que la ausencia de zapatillas hace que no se disipe el peso y que aumenten las fuerzas reactivas que se ejercen sobre el cuerpo. 

Para correr por la playa se recomienda el uso de calzado deportivo con una suela más fina que la que se utiliza para correr sobre el asfalto.

Pasear descalzo por la playa, también con precaución

Pasear descalzo por la arena puede ser toda una experiencia para los sentidos. Sin embargo, también hay que tomar precauciones para evitar lesiones. 

Para reducir la tensión y sobrecarga muscular por la irregularidad del terreno, se recomienda moderar el tiempo de los paseos y caminar sobre zonas de la playa que estén mojadas pero que sean consistentes, de manera que el hundimiento del pie sea el menor posible.

Asimismo, se debe vigilar dónde se pone el pie para evitar cortes con conchas y piedras, o clavarse cualquier cuerpo extraño que pueda haber en la playa. 

Las chanclas, solo para el baño

Los expertos también advierten de que no se deben usar las chanclas de manera continuada y mucho menos para correr. Se trata de un calzado que no está diseñado para caminar mucho tiempo, que no sujeta bien el pie y que hace que la marcha sea inestable, aumentando así el riesgo de tropezones y caídas. 

Si se utilizan durante mucho tiempo, las chanclas pueden favorecer el desarrollo de fascitis plantar o dedos de garra. Por ello, se recomienda usarlas solo el tiempo necesario.