Una persona sana tiene entre 100.000 y 150.000 folículos que generan cabello, con una densidad que varía con los años. Se estima que al nacer contamos con unos 1.100 folículos por cm², cantidad que va descendiendo progresivamente, pasando a unos 600 folículos a los 25 años, y a unos 250 entre los 30 y 50 años.
Según explica la Asociación Española de Dermatología y Venereología en el documento Alopecia a fondo, el ciclo de crecimiento del folículo tiene tres fases:
La alopecia, o pérdida del cabello localizada o generalizada, sea temporal o definitiva, se clasifica en dos grupos: cicatriciales y no cicatriciales. En la pérdida del cabello cicatricial se produce la destrucción irreversible del folículo piloso, bien por un proceso que afecta directamente al folículo o por un daño externo, como por ejemplo procesos infecciosos, tumorales, quemaduras, heridas o radioterapia. En las alopecias no cicatriciales la alteración del folículo piloso es reversible y no se detecta inflamación de la piel circundante.
Dentro de las alopecias no cicatriciales se encuentran las causas de caída del cabello más frecuentes:
Efluvios. Consisten en alopecias difusas producidas por una agresión exógena o endógena sobre los folículos pilosos, lo que provoca una alteración de su ciclo de crecimiento. Se distinguen dos tipos de efluvio:
Alopecia androgenética. Es el tipo de alopecia más frecuente y se caracteriza por la pérdida progresiva de cabello en las zonas delantera, lateral y trasera de la cabeza. En su origen confluyen factores genéticos y hormonales. Aunque puede darse en ambos sexos, es mucho más frecuente en los hombres, afectando al 50 % de los mayores de 50 años.
Alopecia areata. La pérdida de cabello se produce en zonas localizadas, tanto del cuero cabelludo como del resto del cuerpo. Su origen se asocia a factores genéticos y ambientales, así como a la presencia de algunas enfermedades, como dermatitis atópica, el lupus eritematoso, infecciones o estrés.
Algunos medicamentos tienen principios activos que pueden producir un daño directo en el folículo piloso al interferir en su ciclo normal de crecimiento, provocando efluvios telógenos o anágenos. Entre los fármacos más conocidos por este efecto están los tratamientos de quimioterapia utilizados para tratar distintos tipos de tumores. En la mayoría de los casos, la caída de cabello por medicamentos suele ser temporal y reversible.
La gravedad de la caída de cabello causada por un fármaco dependerá del tipo y la dosis. Algunos de los medicamentos que pueden causar la caída de cabello son los siguientes:
Para el tratamiento de la caída del cabello es fundamental hacer un estudio que permita conocer la causa. En el caso de que se deba a un medicamento, es importante continuar con el tratamiento y valorar con el especialista la posibilidad de cambiar de principio activo si es posible, así como el uso de tratamientos complementarios para la recuperación del cabello. En el caso de un tratamiento agudo, la pérdida de cabello como efecto secundario es muy raro.
Para el tratamiento de la alopecia androgenética existen dos tratamientos tópicos que han demostrado gran eficacia, minoxidil y finasterida, así como productos anticaída que ayudan a detener la pérdida de masa capilar, como el aminexil.
También ha demostrado eficacia el tratamiento sistémico (vía oral) con finasterida y dutasterida, y el uso de antiandrogénicos. Estos medicamentos siempre deben utilizarse tras la valoración y la prescripción de un profesional.
A estos tratamientos debemos sumar el tratamiento quirúrgico para el implante de folículos.
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