Las cicatrices son alteraciones de la piel que se producen como consecuencia de una herida y su proceso de curación normal. Debes saber que la buena o mala cicatrización de la piel tras una herida depende de varios factores: la edad, la zona del cuerpo afectada, la genética, la gravedad de la herida y el tipo de piel.
Para empezar, hay que distinguir los tipos de cicatrices:
La causa de la formación de cicatrices hipertróficas, así como de queloides, se debe a que se desestabiliza el balance metabólico del proceso normal de cicatrización y se produce una sobreproducción de fibras de colágeno, manteniendo la cicatriz en fase de hiperemia (aumento de irrigación sanguínea).
Por eso, lo primero de todo es cuidar bien la herida para tener una correcta cicatrización. Posteriormente, la cicatrización necesita su tiempo y por eso, es también importante que uses productos adecuados para favorecerla y cuidarla.
Extrema la higiene para evitar infecciones en la herida. El correcto cuidado desde el momento en el que se produce una herida o quemadura es fundamental para el proceso de cicatrización. Respeta los tiempos de cuidado de cada herida, ya que si se infecta, curará mal y quedará una cicatriz poco estética y difícil de tratar.
Utiliza productos adecuados en el momento preciso. Existe una amplia gama de soluciones (aceite, crema, parches, etc.) que facilitan una correcta cicatrización y regeneración de la piel, pero solo deben utilizarse a partir del momento en que la herida esté curada por completo. Entre los productos que puedes encontrar en tu farmacia, destacamos: aceite de rosa mosqueta, cremas de caléndula o centella asiática, geles de silicona, parches de poliuretano, etc.
Protege la cicatriz del sol. El Factor de Protección Solar (FPS) es uno de los pasos más importantes de tu rutina para el cuidado de la cicatriz. Las cicatrices nuevas tienen tendencia a sufrir pigmentación oscura si se exponen a la radiación UV, así que opta por una crema calmante con una alta protección solar (FPS50+). Otra opción es cubrirla con apósitos cicatrizantes con alta protección solar durante los primeros 6 meses.
Realiza masajes diarios. Masajear la cicatriz puede resultar útil, sobre todo en las cicatrices de intervenciones quirúrgicas. Una vez que la cicatriz está completamente cerrada puedes masajearla todas las noches aplicando un aceite regenerador. Así aumentarás la absorción del producto, mejorarás la flexibilidad de la piel y evitaremos el acúmulo desordenado de fibras responsables de las cicatrices antiestéticas.
Hidrata, hidrata y vuelve a hidratar. Es muy importante mantener una correcta hidratación de la cicatriz y la zona circundante. Una cicatriz deshidratada estira la piel en exceso lo que dificulta el exceso de regeneración.
Cada cicatriz cuenta una historia en la vida. Lo importante es tratar las heridas correctamente para que, con el tiempo y la constancia de su cuidado, formen cicatrices normales y sanas. Antes de adquirir cualquier producto, consulta a tu farmacéutico que te recomendará la opción más adecuada.
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